miércoles, 10 de octubre de 2007

TODOS SOMOS EMIGRANTES

Ayer tuve que ir al Dpto. de Extranjería de la Delegación de Gobierno. Cogí mi número y tenía por delante 178 personas, con lo cual me tocaba esperar algún tiempo hasta que me atendieran.

Durante esa espera pude observar (cosa que me gusta mucho y aprendo), la mezcla étnica que había en esa sala. Pude apreciar la riqueza de toda esa mezcla, y también me preguntaba a mi misma, el como puede haber personas que se creen superiores a otras personas, por su color de piel, o porque su cultura adquirida sea inferior, o porque sean de otro pais. Es algo que ni cuando era niña entendía, ni ahora como jubilada entiendo. Si puedo entender el que se sea más o menos educado/a, esto si me molesta, porque creo que hay una cultura innata que el ser humano llevamos con nosotros, y esa cultura hace que nos comportemos con educación. Otra cosa es que no sepamos expresarnos verbalmente, por no tener una cultura adquirida, pero si se tiene un buen corazón para mi es lo más importante. No me sirve de nada que sea la persona más culta y más preparada laboralmente de la tierra, si a cambio tiene malas entrañas y es una mala persona.

Durante esa hora y media que me tocó esperar, también me di cuenta de la suerte que tengo por no haber tenido que abandonar mi pais, para poder sacar adelante a mi familia. Me habrán puteado más o menos en la empresa donde he trabajado, pero con el sueldo que percibía he podido salir adelante, y ahora tener una jubilación con paz, con felicidad y cubiertas mis necesidades a nivel económico.

Tengo también que decir, que las personas que trabajan en este departamento, atendían con un trato muy correcto (por lo menos lo que yo vi), y esto a mi como española me
alegra, al igual que me alegra que todos estuviésemos dentro. ¿Por que digo esto?, pues porque en el consulado de Perú, tengo que decir que es muy triste ver a las personas esperar en la calle. Da igual que haga frio o calor, o que sean personas mayores o con bebés. Y lo más triste es que los vecinos (que dicho de paso están hasta el moño), arrojan agua por las ventanas. Y yo me pregunto aunque tengan toda la razón ¿Cómo les sentarían a ellos que se lo hiciesen en un país que no fuese España?. De todas formas es una vergüenza que el alcalde de Madrid, no tome cartas en el asunto y obligue al gobierno peruano, a trasladar a un espacio mayor dicho consulado.

Me siento una privilegiada por haber nacido en España, y por la suerte de que se terminase esa dictadura que nos prohibía viajar a los países del Este, como indicaba en nuestros pasaportes, y hoy puedo expresarlo libremente, por supuesto desde mi pequeño pedestal, porque hay otras personas que por lo que saben y por el puesto que ocupan, no se pueden expresar tan libremente como yo.

miércoles, 3 de octubre de 2007

LA VIDA

He decidido empezar a escribir, aquello que en su día hice en un cuaderno porque no existía estos medios tan avanzados llamados blogs informáticos. Aunque a decir verdad yo al igual que todas las personas de mi generación, nos daba vergüenza de que leyeran nuestros secretos, cosa que con la edad te das cuenta de que por supuesto siempre te guardas una parte muy tuya, pero que realmente es pequeña, y que todo lo demás si lo comunicas puedes ayudar a otras  personas, aunque simplemente sirva para que te critiquen, para que se rián (cosa que es muy sana), o para que también se atrevan a plasmar sus experiencias en este medio. Y entre todos estoy segura que haremos un mundo más humano, y menos solitario.
Pertenezco a una generación a la cual a muchos de nosotros se nos negó la posibilidad de cursar estudios. España se iba recuperando de la nefasta guerra civil, y mis padres no disponían de una economía como para enviar a su hija desde el pueblo a la capital a estudiar. Bueno era que tuvieran lo suficiente como para poder darnos de comer a los dos hijos que tenían. Y si a eso le añadimos el ser mujer, ya lo que faltaba. La mujer debía de prepararse para casarse, aprendiendo a coser y guisar (cocinar) como se dice en mi pueblo. El problema es que yo no estaba dispuesta a esa sumisión, y gracias a mi padre me fui de mi pueblo.
Primeramente me fui a Ibiza, en aquellos años en los que empezaba a llegar el turismo sueco, y no veáis el desmadre entre la juventud. Muchas de las parejas que yo conocí se rompían, especialmente ellos dejaban la relación, porque venían las suecas y tenían todo mucho más fácil que con sus novias. Pero éstas a su vez también comenzaron a cambiar su forma de comportarse imitando a las extranjeras. ¡En fin! que fue un a época bonita y que yo recuerdo con cariño, porque conocí a una compañera en el trabajo que me invitó a su casa, y a partir de ese momento esas personas se convirtieron en mis segundos padres y por supuesto ella es mi amiga. Es una gran familia formada por ocho hermanos que me acogieron con mucho cariño, y a día de hoy, la madre que es la única de la pareja que vive, la sigo considerando igual; Es un encanto de persona.
Siempre he pensado, que en mi paso por esta vida terrenal me encontraría con personas que sin llevar su herencia genética, las iba a querer igual que si fueran de mi familia, y por supuesto el tiempo me ha ido dando la razón, porque el conocer a las personas descritas en el apartado anterior así me lo ha confirmado la vida. Y que a esta segunda madre la quiero más que a muchos miembros de mi familia de sangre (como se suele decir).
Consejo de mi primera experiencia: No dejéis de querer a alguien por el mero hecho de que no sea familiar. OS PERDEIS MUCHÍSIMO.